A lo largo de su ciclo biológico, además del desarrollo, los
animales verifican su crecimiento. Así como el desarrollo afecta la estructura
y organización, el crecimiento determina el tamaño e influye en la forma del
cuerpo. Ambos procesos no son paralelos en su ritmo ni éste es el mismo para
todas las partes y órganos. Cada grupo de animales, incluso cada especie, tiene
su propio proceso de crecimiento, regulado por los factores internos, genéticos
y fisiológicos e influido por los externos. EI crecimiento diferencial puede
ser isométrico o alométrico. En el primer caso, el órgano considerado y el
total del cuerpo crecen proporcionalmente; por lo tanto, no hay alteración de
la forma. Una langosta, por ejemplo, al cabo de muchas mudas, es notablemente
mayor, pero no ha variado su forma porque el crecimiento de todas sus partes se
ha efectuado al mismo ritmo, en la misma proporción, es decir,
isométricamente.
En cambio, en el crecimiento alométrico el ritmo es
exponencial, positivo unas veces y negativo otras. Quiere esto decir que, en el
primer caso, el órgano o parte crece cada vez más rápida y voluminosamente que
el resto del cuerpo, mientras en el segundo cada vez crece menos. El
crecimiento alométrico conduce a la modificación sucesiva de la forma, hasta
que se alcanza el estado definitivo. El tamaño del cuerpo de los animales
oscila entre el microscópico de los protozoos, de unas cuantas micras, al gigantesco,
de varios metros de envergadura y toneladas de peso, de los cetáceos. Pero en
su totalidad no depende del tamaño de las células, que tienen sensiblemente
siempre el mismo, sino de su número (principio de Driesch). Cuanto más grande
es un animal, mayor cantidad de células posee. Esto solo se altera en los casos
de poliploidi, es decir, cuando hay en el núcleo celular un número de
cromosomas doble o múltiple del normal.
ño-queria-uñ-resumeñ-pero-esto-ño-sirve.
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