martes, 11 de noviembre de 2014

CRECIMIENTO DE LOS ANIMALES

A lo largo de su ciclo biológico, además del desarrollo, los animales verifican su crecimiento. Así como el desarrollo afecta la estructura y organización, el crecimiento determina el tamaño e influye en la forma del cuerpo. Ambos procesos no son paralelos en su ritmo ni éste es el mismo para todas las partes y órganos. Cada grupo de animales, incluso cada especie, tiene su propio proceso de crecimiento, regulado por los factores internos, genéticos y fisiológicos e influido por los externos. EI crecimiento diferencial puede ser isométrico o alométrico. En el primer caso, el órgano considerado y el total del cuerpo crecen proporcionalmente; por lo tanto, no hay alteración de la forma. Una langosta, por ejemplo, al cabo de muchas mudas, es notablemente mayor, pero no ha variado su forma porque el crecimiento de todas sus partes se ha efectuado al mismo ritmo, en la misma proporción, es decir, isométricamente.​



En cambio, en el crecimiento alométrico el ritmo es exponencial, positivo unas veces y negativo otras. Quiere esto decir que, en el primer caso, el órgano o parte crece cada vez más rápida y voluminosamente que el resto del cuerpo, mientras en el segundo cada vez crece menos. El crecimiento alométrico conduce a la modificación sucesiva de la forma, hasta que se alcanza el estado definitivo. El tamaño del cuerpo de los animales oscila entre el microscópico de los protozoos, de unas cuantas micras, al gigantesco, de varios metros de envergadura y toneladas de peso, de los cetáceos. Pero en su totalidad no depende del tamaño de las células, que tienen sensiblemente siempre el mismo, sino de su número (principio de Driesch). Cuanto más grande es un animal, mayor cantidad de células posee. Esto solo se altera en los casos de poliploidi, es decir, cuando hay en el núcleo celular un número de cromosomas doble o múltiple del normal.

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